El actual escenario produce muchas situaciones críticas, con distinto nivel de impacto en los profesionales en función de la presión asistencial y la sobrecarga emocional que conlleva.
En el conjunto del país encontramos hospitales que están atendiendo a un número asumible de pacientes, mientras que hay otros totalmente desbordados por casos COVID19 confirmados.
Esta página web recoge las experiencias, vivencias y revisión de la literatura reciente sobre la pandemia SARS-CoV-2. También, una relación de recursos ideados mediante sesiones de consenso entre profesionales de primera línea en el tratamiento de pacientes con COVID19, mandos intermedios de las instituciones sanitarias e integrantes del equipo español de investigación sobre segundas víctimas.
La clasificación de las situaciones problema identificadas atiende a las siguientes categorías:
Descripción detallada de las situaciones problema identificadas por categoría:
👤Impotencia al observar comportamientos imprudentes en pacientes y acompañantes (normalmente por desconocimiento) y fallos (por cansancio, sobrecarga emocional, falta de concentración, etc.):
- Se cometen fallos involuntarios (que pueden dar lugar a eventos adversos)
- Sentir impotencia, irritabilidad y dudas de la propia capacidad, todo lo cual genera nuevas situaciones de riesgo para los pacientes.
🌏 Trabajar en una situación de especial riesgo biológico.
- Riesgo que puede ser extensible al resto de pacientes, colegas y las familias con quienes se convive en el hogar.
🌏 Sustituciones exprés por bajas de compañeros en aislamiento en el hogar o resultar en casos con COVID-19.
🌏 Verse desbordados por momentos de cada vez mayor duración.
- No querer parecer débiles o sin capacidad para dar respuesta a todos en todo momento.
🌏 No tener un horizonte claro de hasta cuando “durará esto”.
📌 Preocupación y, en ocasiones, miedo, al conocer que algún compañero pasa a situación de vigilancia pasiva o aislamiento domiciliario.
📌 Miedo a contagiar a la familia y/o entorno cercano.
📌 Minimizar los síntomas que pueden indicar contagio por presión a no dejar los servicios descubiertos.
✋Estar trabajando temporalmente en ámbitos asistenciales para los que no se ha recibido el entrenamiento adecuado o tras una formación exprés:
- Por nuevas incorporaciones de personal
- Por traslado hacia ámbitos asistenciales de mayor complejidad.
✋ Recibir instrucciones a veces contradictorias sobre el control de riesgo y procedimientos (sin clara asignación de tareas)
- Inconsistencias en la cadena de mando
✋ Escasez de material, según centros y servicios, para prestar una atención adecuada y contar con protección ante el riesgo biológico (sobre todo mascarillas, tests y equipos de protección individual – EPI).
✋Reducción del recurso humano, por las bajas de profesionales con exposiciones de riesgo
- La jornada laboral se prolonga, aumenta la frecuencia de turnos y se reducen los tiempos de descanso físico y mental.
✋Disolución de equipos de trabajo consolidados
- Incorporación de nuevos profesionales que hace perder la dinámica habitual de trabajo
- Sobrecarga a los profesionales con mayor experiencia.
✋ Pacientes de otras patologías no pueden recibir la atención que hasta ahora recibían
- Mayor riesgo de eventos adversos, muchos de ellos por omisión de acciones y con escasa probabilidad de detección.
✋ Diferente perspectiva del personal residente
- Dejan de tener la “protección” de los adjuntos para pasar a una situación distinta que favorece la inseguridad y el estrés agudo.
✋ Conflictos entre personas del equipo anteriores a la crisis
- Situaciones anteriores que pueden aflorar ahora como consecuencia del reparto de tareas en situaciones extremas.
🔨 Verse en la obligación de aplicar sistemas de Triaje y tomar decisiones rápidas y reservadas a situaciones de grandes catástrofes con alto componente de elección ética.
🔨 Afrontar la decisición de jerarquizar niveles de atención, generando una nueva situación organizacional desconocida hasta ahora.