✋Estar trabajando temporalmente en ámbitos asistenciales para los que no se ha recibido el entrenamiento adecuado o tras una formación exprés:
- Por nuevas incorporaciones de personal
- Por traslado hacia ámbitos asistenciales de mayor complejidad.
✋ Recibir instrucciones a veces contradictorias sobre el control de riesgo y procedimientos (sin clara asignación de tareas)
- Inconsistencias en la cadena de mando
✋ Escasez de material, según centros y servicios, para prestar una atención adecuada y contar con protección ante el riesgo biológico (sobre todo mascarillas, tests y equipos de protección individual – EPI).
✋Reducción del recurso humano, por las bajas de profesionales con exposiciones de riesgo
- La jornada laboral se prolonga, aumenta la frecuencia de turnos y se reducen los tiempos de descanso físico y mental.
✋Disolución de equipos de trabajo consolidados
- Incorporación de nuevos profesionales que hace perder la dinámica habitual de trabajo
- Sobrecarga a los profesionales con mayor experiencia.
✋ Pacientes de otras patologías no pueden recibir la atención que hasta ahora recibían
- Mayor riesgo de eventos adversos, muchos de ellos por omisión de acciones y con escasa probabilidad de detección.
✋ Diferente perspectiva del personal residente
- Dejan de tener la “protección” de los adjuntos para pasar a una situación distinta que favorece la inseguridad y el estrés agudo.
✋ Conflictos entre personas del equipo anteriores a la crisis
- Situaciones anteriores que pueden aflorar ahora como consecuencia del reparto de tareas en situaciones extremas.